Seclantás, elegido por Argentina para competir como uno de los mejores pueblos del mundo

El pintoresco pueblo de Seclantás, en el corazón de los Valles Calchaquíes salteños, fue reconocido como uno de los ocho candidatos argentinos al programa internacional Best Tourism Villages 2025, impulsado por ONU Turismo para destacar destinos rurales con fuerte identidad cultural, compromiso comunitario y desarrollo sostenible.

Ubicado a 150 kilómetros de la ciudad de Salta, en el departamento Molinos, sobre la emblemática Ruta Nacional 40, Seclantás se abre paso entre montañas y cardones como un destino encantador que guarda intacta la esencia del Valle Calchaquí. Cuna del poncho salteño, tierra de artesanos teleros, paisajes de otro mundo y relatos que se tejen como hilos de lana entre el pasado y el presente, este pequeño pueblo salteño ha sido seleccionado como uno de los representantes argentinos ante el prestigioso programa Best Tourism Villages 2025 de ONU Turismo.

Patrimonio vivo y tradición tejida

Seclantás se destaca por ser guardián de una de las expresiones culturales más valiosas del norte argentino: el poncho salteño, tejido artesanalmente en telar de palo plantado, una técnica ancestral que aún perdura gracias al trabajo y la transmisión generacional de sus artesanos. La prenda, que alguna vez vistió al General Güemes y hoy lucen artistas y gauchos en fiestas tradicionales, es símbolo de identidad y resistencia cultural.

En el Camino de los Artesanos, ubicado en el paraje El Colte, los visitantes pueden recorrer talleres familiares, conocer a los tejedores, observar en vivo cómo nace una prenda, y adquirir piezas únicas como mantas, tapices, ruanas o frazadas. La experiencia no solo conecta con el proceso creativo sino también con la calidez de una comunidad que abre sus puertas para compartir su arte y su historia.

Paisajes que emocionan

Además de su riqueza cultural, Seclantás sorprende por sus postales naturales. A unos 20 kilómetros del pueblo, se encuentran las Cuevas de Acsibi, formaciones rocosas de arenisca roja que crean un paisaje surrealista de túneles, bóvedas y pasajes tallados por el viento y el tiempo. El acceso combina tramos en 4×4 con caminatas que convierten a la visita en una auténtica aventura entre cañones y luces cambiantes.

Otro tesoro natural es la Laguna de Brealito, a más de 2.000 metros de altura, rodeada de montañas y cardones. Según la luz del día, sus aguas se tiñen de azul profundo o verde esmeralda, creando un ambiente de serenidad y misticismo. Allí conviven especies como pejerreyes y flamencos, y no faltan las leyendas, como la de la “mujer que danza” o la famosa sirena del Brealito, que enriquecen la experiencia con un halo de magia.

Patrimonio arquitectónico e histórico

El casco urbano de Seclantás también merece ser recorrido con tiempo. La Iglesia Nuestra Señora del Carmen, construida en 1835, es una joya del arte popular vallisto. Su arquitectura colonial y postcolonial, elevada sobre una pequeña loma, resalta por su interior colorido y su conexión espiritual con la comunidad.

En la Plaza La Junta, corazón del pueblo, altas palmeras y molles centenarios acompañan un espacio con fuerte carga simbólica: fue allí donde, en 1814, se convocó la Primera Junta Vallista en apoyo a la causa patriótica de Belgrano. Por este motivo, Seclantás fue declarado Lugar Histórico Nacional en 1975.

A pocas cuadras, el Cerro del Vía Crucis ofrece un sendero con estaciones que permiten una caminata contemplativa y una vista panorámica del valle, el pueblo y las montañas. Y si se continúa hasta el cementerio, se puede visitar la Capilla Mausoleo de la familia Díaz, con una arquitectura italianizante única en la región y murales interiores pintados a mano con técnica de carbonilla.

Sabores auténticos y vinos de altura

Como todo pueblo calchaquí, Seclantás también seduce por el paladar. En su gastronomía se combinan recetas tradicionales con ingredientes locales: empanadas, tamales, humitas, charquisillo, chivito, chuchoca y cebollas rojas, además de dulces regionales y panes artesanales.

Forma parte también de la Ruta del Vino, y es posible degustar vino patero y mistela, elaborados en bodegas familiares con métodos ancestrales, así como también etiquetas de varietales como Malbec y Tannat de altura, con todo el carácter de la tierra calchaquí.

Turismo rural comunitario

A pocos kilómetros, en el Paraje Brealito, la experiencia se expande a través del turismo rural comunitario. Cascadas, pinturas rupestres, huertas, paisajes rojizos y verdes, y la calidez de su gente invitan a una inmersión real en la vida rural andina. Es un espacio ideal para descansar, aprender y reconectar con los ritmos naturales.

La postulación de Seclantás a Best Tourism Villages es un reconocimiento a una comunidad que ha sabido conservar su alma y proyectarla con orgullo. Un pueblo que no se ha transformado para el turismo, sino que ha hecho del turismo una forma de compartir su esencia.

En un mundo que busca experiencias auténticas, Seclantás ofrece algo único: una vivencia tejida a mano, paso a paso, con memoria, paisaje y corazón vallisto.

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